viernes, 17 de febrero de 2017

EL AMOR PROTEGE DEL ESTRÉS, SEGÚN UN ESTUDIO


"Taquicardia afectiva". Es como los científicos del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC) han denominado el fenómeno que se produce cuando una persona está enamorada y contempla una fotografía de la cara de su amado. Su corazón sufre una deceleración inicial y disminuye la frecuencia cardíaca durante unos segundos para, posteriormente, acelerarse rápidamente.

Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Granada, pertenecientes al citado Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC). Se trata de uno de los estudios más completos hasta la fecha realizados sobre los mecanismos fisiológicos que provoca el amor en las personas, midiendo sus efectos tanto a nivel central (cerebral) como periférico (cardíaco, muscular y de sudoración), según ha informado la propia universidad.


Más en las chicas que en los chicos


La investigación señala además que, debido al enamoramiento, la visión del rostro de la persona amada aumenta la sudoración o conductividad eléctrica de la piel a partir del primer segundo y medio y provoca una activación del músculo cigomático facial, que es el responsable de la sonrisa.

Este último patrón se produce en mayor medida en las chicas que en los chicos debido, probablemente, a cuestiones culturales, ya que las mujeres tienen una mayor facilidad para expresar sus emociones que los hombres.


El enamoramiento como protector frente al estrés


El patrón fisiológico del amor efectuado por los científicos también revela que este sentimiento positivo es un protector del ESTRÉS.

Cuando los participantes estaban contemplando la foto de una persona querida, al darles un susto mediante un ruido fuerte inducido a través de los auriculares, la respuesta de sobresalto que se producía era mucho menor que cuando esto ocurría sin visionar la foto.


También con otras personas queridas


La actividad cerebral que se produce es además mucho mayor cuando contemplamos fotos de personas queridas que las de desconocidos.

Los investigadores que han llevado a cabo el trabajo pertenecen al Laboratorio de Psicofisiología Humana y Salud y, desde el año 2010, analizan los patrones fisiológicos que producen las emociones positivas en los sujetos.

Para desarrollar la investigación trabajaron con una muestra formada por estudiantes de la Facultad de Psicología, jóvenes de entre 20 y 29 años, a quienes pidieron que hicieran una fotografía con unas condiciones determinadas de tamaño y en blanco y negro de su padre o madre, así como de su pareja, con quien debían llevar un mínimo de seis meses de relación.

Estas fotos de las caras debían ser neutras, es decir, sin ninguna expresión emocional de alegría o tristeza que pudiera interferir en la reacción de los participantes, y se proyectaron de manera aleatoria durante cuatro segundos en el transcurso del experimento, según han explicado los investigadores Jaime Vila Castellar y Pedro Guerra Muñoz.

Posteriormente, los científicos completaron un experimento con todos los participantes, en el que les colocaban sensores en el rostro, cabeza y manos, y monitorizaron su actividad fisiológica central y periférica, al tiempo que les presentaban fotografías de cinco caras: dos de personas queridas, dos de personas desconocidas y una de un bebé como grupo control.

Mira un interesante VÍDEO sobre las investigación





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