Niveles de ansiedad por encima de lo habitual, más estrés, mayor probabilidad de muerte súbita cardíaca y de eventos cardiovasculares... Y eso no es todo: superior tasa de suicidio, en comparación con otros días de la semana. Son algunas de las consecuencias de las primeras horas del lunes, del regreso a la rutina laboral que, para no pocas personas, supone un significativo aumento del malestar, una percepción que, más allá de una mera experiencia común, se refleja en diferentes datos médicos.
Las investigaciones difundidas por Scientific American, afirman que el impacto provocado por el inicio de la jornada laboral los lunes se puede medir en el organismo y deja una huella biológica. De hecho, aquellas personas que manifiestan ansiedad al inicio de la semana presentan una mayor actividad del sistema de respuesta al estrés durante un periodo prolongado, un fenómeno descrito como «efecto lunes» que persiste entre los adultos mayores, aunque ya no formen parte del mundo laboral activo.
LUNES DE CORTISOL
La hipótesis más aceptada hasta ahora defendía que los días laborales en general, pero no específicamente el lunes, generaban niveles de cortisol (la hormona del estrés) más altos que los fines de semana. Estudios recientes han investigado si el inicio de la semana, de manera exclusiva, supone mayor estrés biológico. Así, según el análisis efectuado en el Estudio Longitudinal sobre el Envejecimiento (ELSA), que evalúa a más de 10.000 adultos mayores de 50 años en Inglaterra, los lunes destacan como un día de especial ansiedad.
El estudio, basado en preguntas y medición de biomarcadores, revela que el inicio de la semana eleva el cortisol y el riesgo cardiovascular. De forma adicional, se tomaron muestras de cabello para medir el cortisol acumulado en los últimos meses. El resultado fue concluyente: quienes reportaron ansiedad en lunes registraron una concentración de cortisol un 23% superior durante las semanas siguientes respecto a quienes manifestaron ansiedad en otros días.
MÁS ALLÁ DEL TRABAJO
Según los resultados, el impacto no se limita a la población laboralmente activa. Los adultos mayores jubilados evidenciaron niveles altos de cortisol si sufrieron ansiedad en lunes. Esto demostraría que el «efecto lunes» sobre el cuerpo se mantiene a lo largo del tiempo, aunque la persona ya esté retirada de sus obligaciones laborales formales. Ello sugiere que el condicionamiento biológico generado por años de rutina puede perpetuarse en la fisiología, más allá del entorno laboral.
Pero, ¿por qué el inicio de la semana ejerce un efecto tan marcado? Una de las teorías apunta a la transición entre el descanso del fin de semana y la estructura rígida del trabajo. El cerebro y el cuerpo deben adaptarse, y la capacidad de hacerlo varía de persona a persona.
Un segundo factor sería la incertidumbre particular del lunes. Según Benjamin Becker, uno de los investigadores a cargo del estudio, aumenta los niveles de ansiedad. En quienes no logran ajustarse a estos desajustes semanales, el estrés repetido puede desgastar los sistemas de autorregulación biológicos.
En todo caso, aún queda pendiente aclarar por qué algunas personas desarrollan resiliencia frente a la ansiedad de los lunes y otras no. Conforme avance la investigación, estos conocimientos podrán orientar nuevas intervenciones de salud mental.