miércoles, 29 de diciembre de 2021

SER AMABLE REDUCE EL ESTRÉS, SEGÚN UN ESTUDIO

 

Diferentes investigaciones han probado que la soledad debilita el sistema inmunitario y provoca enfermedades cardíacas, hipertensión, ansiedad, depresión… En sentido opuesto, los estudios demuestran que una adecuada vida social, en contacto con los demás, es una receta que estimula la buena salud en el ser humano. Y si a esa receta le añadimos, además, la amabilidad, los beneficios se verán multiplicados. Así lo señala el bioquímico escocés David Hamilton, estudioso de la que llama la hormona de la amabilidad: la serotonina.

Según las investigaciones desarrolladas por Hamilton, autor del libro ‘Los cinco beneficios de ser amable’, la amabilidad nos hace estar más sanos, porque retardamos los siete grandes procesos del envejecimiento, prevenimos la depresión y nos cardioprotegemos.

ANTÍDOTO CONTRA EL ESTRÉS

Hamilton afirma también que mientras que el estrés  es generador de adrenalina y cortisol (hormonas que en exceso son muy perjudiciales), el ejercicio de ser amables nos hace sentir bien y produce serotonina, lo cual la convierte en un potente antídoto contra el estrés.

La serotonina actúa en la amígdala cerebral, reduciendo de este modo el estrés y la depresión, además de ejercitar al cerebro para que sea más resiliente.

El bioquímico, recientemente entrevistado por el diario La Vanguardia, basa sus afirmaciones en un escáner de las células y en la simulación del tipo de situación que se vive cuando nos estresamos, donde comprobó cómo se incrementaban de forma drástica varias sustancias que contribuyen a las enfermedades cardiovasculares, pérdida de memoria y degeneración cerebral.

Por el contrario, otro estudio, en el que pidieron a unos voluntarios que practicaran meditación durante varios días pensando en cosas amables, tuvo un resultado opuesto: una reducción de la inflamación dentro del cuerpo, el 57% en las células de los vasos sanguíneos y el 48% en las células inmunitarias.

MEJOR ACCIONES DIARIAS

Pequeñas acciones diarias de amabilidad que se retroalimenten son más importantes que una gran acción. Lo relevante es que seamos constantes, considera Hamilton, que plantea un reto de siete días de amabilidad con tan solo tres normas: tiene que ser una acción distinta cada día, un día tiene que ser algo que nos plantee un reto mayor, y uno de los actos de amabilidad tiene que ser anónimo.

Aclara que todo lo que pensamos tiene un efecto físico, de forma que si pensamos algo malo sobre alguien nuestro cerebro producirá hormonas del estrés.

La conclusión de todo ello parece clara: debemos aprender que los pensamientos amables producen sustancias beneficiosas en el cerebro. El cerebro es como un músculo, y responde a lo que pensamos de forma repetitiva. Por tanto, concluye Hamilton, la amabilidad es un acto de valentía.

 

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jueves, 28 de octubre de 2021

ESTRÉS POLICIAL: ALMUERZO (DE POLICÍAS) SOBRE UN RASCACIELOS

 

Sí, se trata de 11 agentes de las diferentes policías de España almorzando en la cima de un rascacielos (emulando la mítica imagen del Rockefeller Center neoyorquino de 1932), y es la imagen de portada del libro «Regresar vivo a casa. La prevención de riesgos laborales en los cuerpos de policía», una monografía de carácter técnico recientemente publicada, fruto de la investigación desarrollada por su autor, el capitán de la Guardia Civil Tomás García Castro, durante tres años, en la que se aborda el pasado, presente y futuro de la seguridad, salud y bienestar en el trabajo en las fuerzas y cuerpos de seguridad.

La obra, publicada por la editorial Proyecto Educa con el ISBN 978-84-122422-5-6 y que consta de un total de 827, dedica un capítulo completo a la psicosociología aplicada al trabajo, incluyendo numerosas referencias al que es el principal riesgo psicosocial en el ámbito laboral: el estrés.

POLICÍA: UN TRABAJO ESTRESANTE

La Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, editada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que «resulta evidente que el trabajo de los policías es estresante», un riesgo que, según el autor del estudio, para ser debidamente afrontado tiene que ser objeto de una evaluación de riesgos psicosociales que permita identificar los factores de riesgo o peligros (tareas con altas exigencias emocionales, exposición a agresiones, trabajo a turnos, ritmo elevado de trabajo, baja capacidad de control sobre la tareas, apoyo insuficiente…) que dan lugar al riego de estrés para los funcionarios de policía. 

POSIBLES MEDIDAS  FRENTE AL ESTRÉS

Una vez conocidos los peligros concretos existentes en cada puesto de trabajo o actividad policial se deben planificar y poner en marcha las correspondientes medidas preventivas que, en el caso de los riesgos psicosociales, se clasifican en tres grandes grupos:

Primarias u organizativas: medidas proactivas dirigidas a eliminar o minimizar el origen del problema (las causas raíz de la exposición a los factores de riesgo o peligros, es decir, la fuente del estrés o estresor). Su aplicación es preferente.

Secundarias o de afrontamiento: dirigidas a que el agente mejore sus recursos para hacer frente a los factores de riesgo psicosocial a los que está expuesto (preparación psicológica, formación, entrenamiento profesional, procedimientos, instrucciones operativas, protocolos…).

Terciarias o de rehabilitación: orientadas a la gestión y reducción de efectos en los funcionarios policiales ya expuestos a los riesgos, así como a la recuperación de aquellos otros que hayan sufrido daños en su salud y a garantizar la compatibilidad con las funciones de su puesto. Algunas de dichas medidas, que también pueden considerarse dentro del grupo de las medidas preventivas secundarias si están referidas a nociones básicas, son de cuatro tipos: generales, cognitivas, fisiológicas y conductuales.

El libro, que ha sido declarado de interés para la prevención de riesgos laborales en los cuerpos de policía por la Cátedra de prevención de riesgos laborales y salud pública de la Universidad de Córdoba y por el Consejo General de Profesionales de Seguridad y Salud en el Trabajo, se encuentra a la VENTA en el siguiente enlace de AMAZON.

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martes, 31 de agosto de 2021

SENTIR EL OCIO COMO ALGO NEGATIVO INCREMENTA EL ESTRÉS, SEGUN UN ESTUDIO

 

Sentir que el ocio es un desperdicio e improductivo puede conducir a menos felicidad y a niveles más altos de estrés y depresión. Es la principal conclusión de una investigación publicada en la edición en línea del 21 de agosto de 2021 de la revista Journal of Experimental Social Psychology.

Según el estudio, las personas que se hallaban más de acuerdo con la creencia de que la productividad es el objetivo final y que es una pérdida de tiempo si solo te estás divirtiendo, no solo disfrutaban menos del ocio, sino que también reportaron resultados peores de salud mental.

«Hay muchas investigaciones que sugieren que el ocio tiene beneficios para la salud mental y que puede hacernos más productivos y menos estresados», señala Selin Malkoc, coautor del estudio y profesor asociado de marketing en el Fisher College of Business de la Universidad Estatal de Ohio. «Pero encontramos que si las personas comienzan a creer que el ocio es un desperdicio, pueden terminar más deprimidas y más estresadas», concluye.

Rebecca Reczek, profesora de marketing en Ohio State y coautora de la investigación, afirma que «si el ocio puede enmarcarse como un objetivo productivo, eso ayuda a las personas que piensan que el ocio es un desperdicio a obtener algunos de los mismos beneficios».

RESULTADOS CONTUNDENTES

En el estudio participaron un total de 199 estudiantes universitarios, que calificaron cuánto disfrutaban de una variedad de actividades de ocio y completaron evaluaciones que midieron sus niveles de felicidad, depresión, ansiedad y estrés. También se les preguntó en qué medida estaban de acuerdo con cinco afirmaciones que evaluaban el grado en que creían que el ocio es un desperdicio. «El tiempo dedicado a las actividades de ocio a menudo es tiempo perdido», era una de las aseveraciones. Los resultados mostraron que cuanto más creían los participantes que el ocio era un desperdicio, menos disfrutaban de las actividades de ocio.

Eso era cierto si la actividad de ocio era activa (hacer ejercicio) o pasiva (ver televisión), social (salir con amigos) o solitaria (meditar). Además, cuanto más pensaban que el ocio era un desperdicio, más bajos eran sus niveles de felicidad y más altos eran sus niveles de depresión, ansiedad y estrés.

EL LADO POSITIVO DEL ESTUDIO

Los investigadores se sorprendieron por cómo las opiniones negativas sobre el ocio afectaban el disfrute de cualquier cosa divertida, sin importar la situación o lo corta que fuera la actividad de ocio.

El lado positivo del estudio sugiere que algunas personas escépticas podrían disfrutar de actividades divertidas si el ocio fuera parte de un objetivo más amplio y no un fin en sí mismo. Dicho de otro modo, la clave estaría en conectar cada actividad de ocio con algo que se quiera lograr, dijo.

«Encuentre formas de hacer que las actividades divertidas formen parte de una meta mayor en su vida», sentencia Malkoc. «Piense en lo productivo, instrumental y útil».


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jueves, 27 de mayo de 2021

CONSUMIR FRUTA Y VERDURA REDUCE EL ESTRÉS, SEGÚN UN ESTUDIO

 

«Mens sana in corpore sano», y la alimentación tiene que decir mucho en ello, como de forma reiterada vienen demostrando multitud de investigaciones.

Recientemente lo ha hecho un nuevo estudio, en este caso desarrollado por la Universidad Edith Cowan, de Australia, que ha concluido que llevar una dieta rica en frutas y verduras se asocia a un menor nivel de estrés.

La investigación, publicada en la revista científica «Clinical Nutrition», analizó la relación entre la ingesta de fruta y verdura y los niveles de estrés de más de 8.600 australianos de entre 25 y 91 años que participaban en el estudio «Australian Diabetes, Obesity and Lifestyle del Baker Heart and Diabetes Institute».

MEDIO KILO ES SUFICIENTE

El estudio descubrió que las personas que comían al menos 470 gramos de fruta y verdura al día (la OMS recomienda al menos 400 gramos de ambas al día) tenían un 10 % menos de niveles de estrés que las que consumían menos de 230 gramos.

«Descubrimos que las personas que tienen una mayor ingesta de frutas y verduras están menos estresadas que las que tienen una menor ingesta, lo que sugiere que la dieta desempeña un papel clave en el bienestar mental», explicó Simone Radavelli-Bagatini, directora de la investigación, que señaló además que el estudio refuerza el vínculo entre las dietas ricas en frutas y verduras y el bienestar mental.

La ciencia continúa buscando formas de prevenir y aliviar los problemas de salud mental en el futuro, una búsqueda en la que ocupa un lugar de primer orden el estrés crónico, causante de multitud de patologías y trastornos, entre ellos las enfermedades cardíacas, la diabetes, la ansiedad o la depresión.

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miércoles, 31 de marzo de 2021

EL ESTRÉS PSICOLÓGICO INTENSIFICA LA ALERGIA, SEGÚN UN ESTUDIO

 

Estornudos, tos, picor en los ojos, nariz congestionada… Como seguro has adivinado, son las señales propias de la alergia respiratoria, común cuando el polen y otros alérgenos se hallan presentes en cantidades suficientes en el ambiente.

Recién llegada la primavera, muchas personas deben hacer frente a lo que en más de una ocasión han calificado como una auténtica pesadilla: la alergia. Por fortuna, los estudios sobre esta patología han avanzado de manera tan sorprendente como eficaz en las últimas décadas, hasta el punto de que quienes la padecen pueden, salvo contadas excepciones, tener una calidad de vida muy aceptable durante todo el año.

Recientemente, una nueva investigación ha aportado información que parece indicar que el estrés y la alergia están relacionados, de forma que aliviar el primero pudiera tener como efecto hacerlo, además, con el segundo.

El estudio, centrado en las reacciones alérgicas nasales y publicado en el International Journal of Molecular Sciences, a través de Science Daily, afirma haber descubierto nuevas conexiones entre la hormona hipotalámica liberadora de corticotropina (propia de la respuesta hormonal al estrés) y la proliferación de células cebadas o mastocitos (las células relacionadas con la alergia, entre otras dolencias).

Mika Yamanaka Takaichi, del Departamento de Dermatología de la Universidad de Osaka (Japón) y una de las autoras de la investigación, señala que «En mi día a día, me he encontrado cada vez con más pacientes con alergias que me comentan que sus síntomas empeoran debido al estrés psicológico. Eso fue lo que me llevó a investigar al respecto».

PÓLIPOS NASALES

Yananaka, junto al  profesor Daisuke Tsuruta, del mismo departamento, experimentaron con la hipótesis de que, debido a que la hormona hipotalámica liberadora de corticotropina (en inglés, CRH) induce la liberación de moléculas de mastocitos en la piel humana, no solo el estrés agrava las alergias nasales, sino que además es la propia CRH la principal causante de dicha intensificación.

Con el objetivo de corroborar su hipótesis, el equipo añadió CRH en un cultivo de pólipos nasales (crecimientos blandos y benignos en las fosas nasales), comprobando cómo tal interacción activaba la proliferación de mastocitos dentro de la mucosa nasal humana.

BUENAS NOTICIAS PARA LOS ALÉRGICOS

Además, tanto en los cultivos como en los ratones, el aumento de las células relacionadas con la alergia se detuvo y se mitigó tras aplicar un medicamento que actúa en contra del estrés, la antalarmina, una solución que vino a estrechar aún más la relación entre el estrés y el aumento de la alergia

«Hemos descubierto una solución terapéutica prometedora en candidatos como la antalarmina», sentenció Yamanaka». Y eso son muy buenas noticias para los pacientes.


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sábado, 30 de enero de 2021

EL ESTRÉS PUEDE AFECTAR A LA EFICACIA DE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19, SEGÚN UN ESTUDIO

 

Es, sin lugar a dudas, uno de los más destacados avances que el ser humano ha logrado a lo largo de la historia, hasta tal punto que millones de personas, en todo el mundo, han salvado su vida gracias a ellas: las vacunas.

Pero para lograr su total eficacia precisan que se alcance la llamada inmunidad colectiva o de rebaño, un fenómeno que se consigue, básicamente, cuando un porcentaje crítico de la población se ha vacunado, de forma que se interrumpe la cadena epidemiológica entre las personas y se provoca de una forma indirecta la protección contra la enfermedad, previniendo que individuos no inmunizados se contagien.

A lo largo de los años, las investigaciones han constatado, sin embargo, que existen diversos factores que pueden afectar a la eficacia de las vacunas. Uno de dichos aspectos es la debilidad del sistema inmunológico del organismo vacunado, un elemento que, a su vez, resulta negativamente influenciado por factores como el estrés.

Un nuevo estudio, recientemente publicado en la revista Perspective on Psychological Sciente, concluye que tal afectación pudiera ocurrir también con las vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, causante del Covid-19.

Lo más curioso de todo ello es que son, precisamente, los prolongados meses de pandemia los que parecen estar provocando las situaciones de estrés –además de otros problemas psíquicos­– que pudieran acabar reduciendo la efectividad de las vacunas frente al coronavirus.

Según la profesora Annelise Madison, de la Universidad estatal de Ohio, responsable principal de este estudio, además del alcance físico de Covid-19, «la pandemia presenta un componente de salud mental igualmente preocupante, que causa ansiedad y depresión, entre muchos otros problemas, de forma que factores estresantes emocionales como estos pueden afectar el sistema inmunológico de una persona, disminuyendo su capacidad para protegerse de las infecciones».

La profesora señala que el «nuevo estudio arroja luz sobre la eficacia de la vacuna y cómo los comportamientos de salud y los factores estresantes emocionales pueden alterar la capacidad del cuerpo para desarrollar una respuesta inmune. El problema es que la pandemia, en sí misma, podría estar amplificando estos factores de riesgo».

TAMBIÉN HAY BUENAS NOTICIAS

Pero todo no son malas noticias, por fortuna. Los investigadores apuntan dos aspectos que hacen augurar un futuro prometedor. Por un lado, que las vacunas contra el Covid-19 tienen una alta efectividad contra la enfermedad (aproximadamente entre el 70 y el 95%) y, por otro, que resulta posible y relativamente fácil reducir los efectos negativos del estrés: el ejercicio moderado y conciliar el sueño pueden ser suficientes para conseguirlo.

En este segundo sentido se manifiesta Janice Kiecolt-Glaser, directora del Instituto de Investigación en Medicina del Comportamiento de la Universidad Estatal de Ohio y coautora principal del trabajo, que afirma que «es posible hacer algunas cosas simples para maximizar la eficacia inicial de la vacuna», como realizar ejercicio vigoroso y dormir bien durante las 24 horas previas a la vacunación para que el sistema inmunológico funcione al máximo de su rendimiento.

Aunque ante la actual situación algunas de las medidas pudieran resultar de dificultosa ejecución, no nos queda otra que tomar nota y ponerlas en marcha para lograr esa optimización de nuestro sistema inmunológico que nos lleve a la inmunidad de rebaño y, por fin, a derrotar al maldito virus.

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