Es, sin lugar a dudas, uno de los más
destacados avances que el ser humano ha logrado a lo largo de la historia,
hasta tal punto que millones de personas, en todo el mundo, han salvado su vida
gracias a ellas: las vacunas.
Pero para lograr su total eficacia precisan
que se alcance la llamada inmunidad colectiva o de rebaño, un fenómeno que se
consigue, básicamente, cuando un porcentaje crítico de la población se ha
vacunado, de forma que se interrumpe la cadena epidemiológica entre las
personas y se provoca de una forma indirecta la protección contra la enfermedad,
previniendo que individuos no inmunizados se contagien.
A lo largo de los años, las
investigaciones han constatado, sin embargo, que existen diversos factores que pueden afectar a la eficacia
de las vacunas. Uno de dichos aspectos es la debilidad del sistema inmunológico
del organismo vacunado, un elemento que, a su vez, resulta negativamente influenciado por factores
como el estrés.
Lo más curioso de todo ello es que son, precisamente,
los prolongados meses de pandemia los que parecen estar provocando las
situaciones de estrés –además de otros problemas psíquicos– que pudieran
acabar reduciendo la efectividad de las vacunas frente al coronavirus.
Según la profesora Annelise Madison, de la Universidad
estatal de Ohio, responsable principal de este estudio, además del alcance
físico de Covid-19, «la pandemia
presenta un componente de salud mental igualmente preocupante, que causa
ansiedad y depresión, entre muchos otros problemas, de forma que factores
estresantes emocionales como estos pueden afectar el sistema inmunológico de
una persona, disminuyendo su capacidad para protegerse de las infecciones».
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Pero todo no son malas noticias, por fortuna. Los investigadores apuntan dos
aspectos que hacen augurar un futuro prometedor. Por un lado, que las vacunas
contra el Covid-19 tienen una alta efectividad contra la enfermedad
(aproximadamente entre el 70 y el 95%) y, por otro, que resulta posible y relativamente fácil
reducir los efectos negativos del estrés: el ejercicio moderado y conciliar
el sueño pueden ser suficientes para conseguirlo.
Aunque ante la actual situación algunas de
las medidas pudieran resultar de dificultosa ejecución, no nos queda otra que
tomar nota y ponerlas en marcha para lograr esa optimización de nuestro sistema
inmunológico que nos lleve a la inmunidad de rebaño y, por fin, a derrotar al
maldito virus.
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