El desgaste de los telómeros a causa
de fumar un paquete de tabaco al día
durante un periodo de 40 años es equivalente a 7,4 años de vida; la
pérdida excesiva de la longitud de los telómeros en individuos obesos es
equivalente a 8,8 años de vida; la diferencia en la longitud de los telómeros en mujeres expuestas
a altos niveles de estrés en su vida
diaria respecto a otras no expuestas es equivalente a 10 años de vida.
Los telómeros
son largas cadenas de ADN repetitivo situadas en el extremo de cada uno de los
cromosomas del organismo humano que actúan a modo de capuchón protector. Van
acortándose de manera natural con el paso del tiempo, ya que cada vez que una
célula se divide, una porción de telómero no se replica. Cuando quedan
demasiado cortos, las células saben que es tiempo de retirarse o autodestruirse.
TELÓMEROS: UN RELOJ BIOLÓGICO
Se estima que la longitud de
los telómeros del ser humano decrecen a una tasa de 24,8-27,7 pares de bases
por año, una circunstancia
que puede servir, por tanto, como un reloj
biológico para determinar la esperanza de vida de una célula y un
organismo. El desgaste del telómero representa, de este modo, un papel
importante en el proceso de envejecimiento, y se estima ligado a muchas
enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes, el cáncer y las
enfermedades cardiacas.
Hoy se sabe, además, que
determinados factores están relacionados con los telómeros más cortos.
Así, por ejemplo, algunas historias clínicas muestran la adversidad en la
vida temprana como uno de dichos factores. Esta relación se observó por
primera vez en adultos cuando la adversidad temprana se evaluó
retrospectivamente, pero ahora se ha observado en niños pequeños de forma
prospectiva. Maltrato, abuso,
negligencia severa y exposición a la violencia parecen tomar una franja de los
telómeros.
En un sentido parecido, un grupo de científicos de la Universidad de California descubrió, tras revisar varias decenas de estudios, que el estrés postraumático también causa daños biológicos severos, con acortamiento de los telómeros y, con ello, el envejecimiento prematuro. Todo ello no es sino una muestra inequívoca de cómo el estrés negativo puede llegar a perjudicarnos a cualquier edad, desde las edades más tempranas, hasta nuestro final.
Otros agentes que pueden igualmente influir en la longitud de los telómeros son los asociados con nuestro estilo de vida, dado que pueden llevar consigo el acortamiento de los telómeros mediante la inducción de un daño en el ADN en general o más específicamente en los telómeros y, por tanto, afectar a la salud y esperanza de vida de un individuo.
En un sentido parecido, un grupo de científicos de la Universidad de California descubrió, tras revisar varias decenas de estudios, que el estrés postraumático también causa daños biológicos severos, con acortamiento de los telómeros y, con ello, el envejecimiento prematuro. Todo ello no es sino una muestra inequívoca de cómo el estrés negativo puede llegar a perjudicarnos a cualquier edad, desde las edades más tempranas, hasta nuestro final.
Otros agentes que pueden igualmente influir en la longitud de los telómeros son los asociados con nuestro estilo de vida, dado que pueden llevar consigo el acortamiento de los telómeros mediante la inducción de un daño en el ADN en general o más específicamente en los telómeros y, por tanto, afectar a la salud y esperanza de vida de un individuo.
ESTRÉS CRÓNICO, UN IMPLACABLE 'ENVEJECEDOR'
En relación al estrés, resulta
especialmente interesante un estudio realizado por investigadores de la
Universidad de Michigan sobre el ADN de 250 médicos que cumplían su primer
año de residencia en Estados Unidos (un proceso intenso y en ocasiones
extenuante), y que demuestra cómo los turnos largos, las alteraciones del sueño y el estrés constante pueden tener consecuencias biológicas en los médicos de reciente ingreso.
Así, tras analizar las muestras
de saliva para comprobar la longitud de sus telómeros antes y después de su
primer año de residencia, los investigadores descubrieron que el ADN de los
residentes de primer año había envejecido seis veces más rápido de lo normal. Los
residentes que trabajaron turnos más largos o más horas en general tuvieron un riesgo aún mayor: el encogimiento del telómero aumentó de forma constante
con la cantidad de horas trabajadas, y se disparó en quienes trabajaban más de
75 horas a la semana.
CÓMO PREVENIR EL ACORTAMIENTO DE LOS TELÓMEROS
Afortunadamente, otros estudios
sugieren formas para prevenir o reducir el acortamiento prematuro de los
telómeros. Entre ellas se encuentran evitar el estrés crónico y el
agotamiento laboral, llevar una alimentación más saludable (un
estudio de diciembre de 2012 concluye que la dieta mediterránea es preventiva), reducir al
mínimo la exposición a la contaminación atmosférica, hacer ejercicio
y meditación con regularidad, moderar el consumo de alcohol y afrontar
las situaciones estresantes como retos, no como amenazas.
Puedes aprender más sobre los telómeros, el estrés y el envejecimiento con el siguiente vídeo
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