domingo, 22 de diciembre de 2019

ESTRÉS & TELÓMEROS: ¿LA FUENTE DE LA ETERNA JUVENTUD?

El desgaste de los telómeros a causa de fumar un paquete de tabaco al día durante un periodo de 40 años es equivalente a 7,4 años de vida; la pérdida excesiva de la longitud de los telómeros en individuos obesos es equivalente a 8,8 años de vida; la diferencia en la longitud de los telómeros en mujeres expuestas a altos niveles de estrés en su vida diaria respecto a otras no expuestas es equivalente a 10 años de vida.

Los telómeros son largas cadenas de ADN repetitivo situadas en el extremo de cada uno de los cromosomas del organismo humano que actúan a modo de capuchón protector. Van acortándose de manera natural con el paso del tiempo, ya que cada vez que una célula se divide, una porción de telómero no se replica. Cuando quedan demasiado cortos, las células saben que es tiempo de retirarse o autodestruirse.

TELÓMEROS: UN RELOJ BIOLÓGICO
Se estima que la longitud de los telómeros del ser humano decrecen a una tasa de 24,8-27,7 pares de bases por año, una circunstancia que puede servir, por tanto, como un reloj biológico para determinar la esperanza de vida de una célula y un organismo. El desgaste del telómero representa, de este modo, un papel importante en el proceso de envejecimiento, y se estima ligado a muchas enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiacas.

Hoy se sabe, además, que determinados factores están relacionados con los telómeros más cortos. Así, por ejemplo, algunas historias clínicas muestran la adversidad en la vida temprana como uno de dichos factores. Esta relación se observó por primera vez en adultos cuando la adversidad temprana se evaluó retrospectivamente, pero ahora se ha observado en niños pequeños de forma prospectiva. Maltrato, abuso, negligencia severa y exposición a la violencia parecen tomar una franja de los telómeros.

En un sentido parecido, un grupo de científicos de la Universidad de California descubrió, tras revisar varias decenas de estudios, que el estrés postraumático también causa daños biológicos severos, con acortamiento de los telómeros y, con ello, el envejecimiento prematuro. Todo ello no es sino una muestra inequívoca de cómo el estrés negativo puede llegar a perjudicarnos a cualquier edad, desde las edades más tempranas, hasta nuestro final.

Otros agentes que pueden igualmente influir en la longitud de los telómeros son los asociados con nuestro estilo de vida, dado que pueden llevar consigo el acortamiento de los telómeros mediante la inducción de un daño en el ADN en general o más específicamente en los telómeros y, por tanto, afectar a la salud y esperanza de vida de un individuo.

ESTRÉS CRÓNICO, UN IMPLACABLE 'ENVEJECEDOR'
En relación al estrés, resulta especialmente interesante un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan sobre el ADN de 250 médicos que cumplían su primer año de residencia en Estados Unidos (un proceso intenso y en ocasiones extenuante), y que demuestra cómo los turnos largos, las alteraciones del sueño y el estrés constante pueden tener consecuencias biológicas en los médicos de reciente ingreso.

Así, tras analizar las muestras de saliva para comprobar la longitud de sus telómeros antes y después de su primer año de residencia, los investigadores descubrieron que el ADN de los residentes de primer año había envejecido seis veces más rápido de lo normal. Los residentes que trabajaron turnos más largos o más horas en general tuvieron un riesgo aún mayor: el encogimiento del telómero aumentó de forma constante con la cantidad de horas trabajadas, y se disparó en quienes trabajaban más de 75 horas a la semana.

CÓMO PREVENIR EL ACORTAMIENTO DE LOS TELÓMEROS
Afortunadamente, otros estudios sugieren formas para prevenir o reducir el acortamiento prematuro de los telómeros. Entre ellas se encuentran evitar el estrés crónico y el agotamiento laboral, llevar una alimentación más saludable (un estudio de diciembre de 2012 concluye que la dieta mediterránea es preventiva), reducir al mínimo la exposición a la contaminación atmosférica, hacer ejercicio y meditación con regularidad, moderar el consumo de alcohol y afrontar las situaciones estresantes como retos, no como amenazas.

Puedes aprender más sobre los telómeros, el estrés y el envejecimiento con el siguiente vídeo

¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

jueves, 24 de octubre de 2019

LAS PROFESIONES MÁS ESTRESANTES


Los recientes altercados de orden público producidos en Cataluña han puesto de manifiesto la complejidad del trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad debido, entre otras razones, a los elevados niveles de estrés que los agentes pueden llegar a tener que afrontar en el desempeño de tareas como el mantenimiento y restablecimiento del orden público.

Y es que la exigencia física y la interacción con los ciudadanos son elementos que, en gran medida, determinan la tasa de estrés laboral entre los profesionales. Así lo viene señalando CareerCast, un portal estadounidense dedicado a temas laborales, en un estudio sobre las profesiones más estresantes que realiza y difunde a nivel mundial cada año.

En España, el estrés laboral es un «fiel compañero» de trabajo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 59% de los trabajadores se siente estresado en su desempeño diario. Otras fuentes elevan dicho porcentaje a cotas mucho más elevadas.

UNA CLASIFICACIÓN EN BASE A MULTITUD DE ELEMENTOS
CareerCast elabora su ránking de trabajos más y menos estresantes del mundo graduándolos con una escala que oscila entre 0 puntos (nivel mínimo) y 100 (máximo) tras analizar los siguientes parámetros:


-         Presión de superiores (fechas de entrega).
-         Retribuciones.
-         Exigencias físicas.
-         Grado de interacción con el público.
-         Competitividad del mercado.
-         Carácter público o privado de la empresa.
-         Obligación de viajar.
-         Condiciones ambientales.
-         Riesgo para la vida.
-         Amenazas del entorno.
-         Previsiones de contrato en 10 años.

EL TOP 5
Las profesiones que encabezan la clasificación como más exigentes en el año 2018 (el último publicado) desde el punto de vista del estrés son las de militar, bombero, piloto comercial, policía y organizador de eventos. Estos son algunos de los argumentos expuestos por CareerCast para su elección:

5. Coordinador de eventos
El estrés suele sobrevenir cuando las cosas comienzan a salir mal, como errores en las invitaciones o en el menú a servir a los invitados. Se debe disponer de buenas conexiones y ser un buen solucionador de problemas en un sector muy competitivo.

4. Policía
Pueden llegar a poner en riesgo su vida casi a diario, particularmente por su contacto con delincuentes peligrosos. Desde hace años, otros estudios vienen apuntando la existencia de numerosos factores de estrés en el trabajo de este colectivo. La enciclopedia de salud y seguridad en el trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) incluye entre ellos el trabajo a turnos, la incertidumbre sobre lo que acaecerá durante cada uno de ellos, la escasez de personal y equipo, la violencia intrínseca de algunas de las actuaciones y la sobrecarga de trabajo.

3. Piloto de aerolínea
El hecho de ser responsable de la seguridad de muchos pasajeros puede ser muy estresante, al igual que los cambios de última hora en los horarios y las largas jornadas de trabajo.

2. Bombero
Como los agentes de policía, pueden llegar a arriesgar sus vidas a diario por la seguridad de los demás y, además, deben lidiar con la incertidumbre de no conocer cuál será la peligrosidad de cada incendio y de cuántas personas necesitarán salvar en cada salida, a lo que hay que añadir elementos como cambios de turno de último hora.


1. Militar
Estar lejos del hogar durante meses en zonas de guerra puede ser extremadamente traumático, un factor al que hay que añadir el temor por su integridad física. Existen estudios que apuntan a que una cuarta parte del personal militar desarrolla problemas mentales en los 3 o 4 meses siguientes a su regreso a casa.

CareerCast aclara que el ránking estima el nivel de estrés ligado a una carrera, con independencia del lugar donde se ejerza.

Y A LA COLA…
En consonancia con las más estresantes, las carreras sometidas a una menor tensión son, en general, aquellas que están sujetas a menos riesgos personales y ambientales, no deben permanecer en contacto con el público y, además, presentan una elevadas perspectivas de contratación para la próxima década, según los expertos de CareerCast.

Ecografista, estilistas de peluquería, audiólogos, profesores titulados de universidad y técnicos de historias clínicas son los profesionales a la cola del ránking de estrés. 

A continuación, clicando sobre la imagen inferior, puedes acceder a una reciente ponencia sobre el estrés en en ámbito de las fuerzas y cuerpos de seguridad impartida en el seno de la cátedra de Prevención de Riesgos Laborales y Salud Pública de la Universidad de Córdoba.


 ¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

viernes, 13 de septiembre de 2019

ESTRÉS POLICIAL: Pérdidas de memoria y disparos involuntarios



«Las reacciones bajo estrés es más probable que produzcan una disminución en la atención consciente, fragmentación de la memoria, distorsiones perceptuales y basarse en experiencias de aprendizaje instintiva y previas en lugar de hacerlo sobre pensamientos racionales conscientes.

La ausencia de recuerdos sobre la propia conducta del agente de policía puede incluir imprecisiones en el recuerdo del número de disparos realizados e, incluso, sobre el mismo hecho de haber disparado o no el arma.

Si el policía no recuerda en ocasiones haber disparado su arma, se puede asumir que, en algunos casos, los disparos se realizaron de forma involuntaria, por lo menos, en un plano consciente».

Se trata tan solo de tres de los párrafos del interesantísimo artículo recientemente publicado por el psicólogo clínico Fernando Pérez Pacho en la revista digital especializada Último cartucho.es.

El artículo completo puede leerse clicando sobre la imagen de la parte superior. 


 ¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

viernes, 26 de julio de 2019

ESTRÉS VACACIONAL: APRENDE A DESCONECTAR

El día al fin ha llegado. Lo has estado esperando durante todo el año. Comienzas tus ansiadas vacaciones y… sorpresa: cansancio, insomnio, desánimo, dolor de cabeza, falta de apetito y hasta de deseo sexual. ¡Uf! Pero, ¿cómo es posible? Pues puede resultarte curioso, pero quizás estés sufriendo algunos de los numerosos síntomas de la conocida como depresión de la tumbona, un término acuñado a principios del siglo actual por doctores de la clínica psiquiátrica austriaca Wagner-Jauregg.

Y es que todos conocemos las consecuencias de un elevado nivel de estrés laboral (irritabilidad, desmotivación, bajo rendimiento…), pero posiblemente no sepamos tanto sobre las derivadas de una pésima desconexión del trabajo durante el periodo en el que lo que cabría esperar sería, justamente, todo lo contrario. Es el también conocido como estrés vacacional y tiene su explicación.

Por lo general, trabajando a nuestro ritmo habitual, las dos hormonas más relacionadas con el estrés –cortisol y adrenalina– presentan unos niveles elevados, acordes a nuestra actividad. Necesitamos energía, activación, y ambas hormonas son parte del mecanismo natural que nos las proporciona.

Sin embargo, cuando desconectamos del desempeño laboral, estos niveles hormonales disminuyen, a veces drásticamente, y puede producirse un desequilibrio, un shock que nos genere insatisfacción y otros problemas, incluso de salud, porque nuestro sistema inmunológico se deprime, lo que favorece que podamos llegar a enfermar. El acelerón final que en ocasiones realizamos antes del inicio de las vacaciones para dejar zanjados algunos asuntos laborales puede acrecentar el desequilibrio.

LOS MÁS AUTOEXIGENTES, TAMBIÉN LOS MÁS PROCLIVES
El estrés vacacional, como el laboral, no afecta a todos por igual. Son aquellas personas que se exigen más a sí mismos y que presentan signos de adicción al trabajo (los conocidos como workaholic) los más expuestos a padecerlo, dado que a menudo, al iniciar su temporada de asueto, se encuentran con que no saben qué hacer, disponen de demasiado tiempo libre, no existen hábitos de trabajo que cumplir…

De hecho, este tipo de trabajadores a veces prefieren renunciar a sus vacaciones porque su nivel de estrés es incluso superior y más angustioso que su estrés laboral habitual. Además, suele tratarse de personas que se creen imprescindibles, lo cual incrementa esa posibilidad de renuncia al descanso (o al menos a vacaciones prolongadas) por temor a pérdidas irreparables si dejan hacer a los demás en su ausencia.

LA DESCONEXIÓN NO ES TOTAL
En otros casos, sin embargo, los problemas de estrés en periodo vacacional no están generados tanto por el impacto propio de un parón brusco del intenso trabajo cotidiano, sino más bien por la imposibilidad de una desconexión total del mismo.

Según el informe InfoJobs-ESADE, más de la mitad de los trabajadores españoles responde a correos electrónicos y a llamadas de trabajo durante sus vacaciones. Además, la facilidad de la que en la actualidad disponemos para acceder a información a través de las nuevas tecnologías y nuestra ansiedad por estar continuamente conectados (el conocido como tecnoestrés) no ayudan a la desconexión.

Según el mismo informe, los trabajadores con cargo de empleado se conectan durante las vacaciones a la oficina en el 45 % de los casos; los mandos intermedios lo hacen en el 68 %, y los cargos directivos, en el 84 %.

Se trata de una mala práctica, porque quienes más rinden después son, precisamente, los trabajadores que más descansan y desconectan durante esos días de vacaciones. Así lo perciben muchas organizaciones que saben del beneficio que el adecuado descanso tiene en sus empleados y, con ello, en su propia productividad empresarial, por lo que incorporan medidas para garantizar la desconexión, como bloquear su acceso al correo electrónico.

CONSEJOS PARA DESCONECTAR
Algunas de las sencillas (para unos; para otros, no tanto) recomendaciones que podemos seguir para desconectar y evitar el estrés vacacional son:

 1. Valora, según tu capacidad de adaptación, desconectar poco a poco. Pasar de 100 a 0, de la tensión laboral a la calma vacacional, puede no ser ni fácil ni aconsejable.

2. Evita responder a comunicaciones relativas al trabajo (correos, llamadas, whatsapps…) o, al menos, fija un día y horario concreto para hacerlo. El resto del tiempo, para ti.

3. Descansa. Retrasa tu horario habitual de despertar e, incluso, si te apetece, échate una pequeña siesta. Saborea la tranquilidad.

4. Haz ejercicio regularmente.

5. Disfruta de tu familia, de tus amigos, de tus aficiones, de uno o más viajes… en definitiva, de todo aquello que durante el resto del año te resulta complicado realizar por el trabajo.

Así que, ya sabes, si ya estás o vas a comenzar pronto tus vacaciones, DESCONECTA, que todo no puede ser trabajar.



 ¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

jueves, 4 de julio de 2019

«BURNOUT»: ESTOY QUEMADO EN EL TRABAJO


Agotamiento, insomnio, ansiedad, desánimo, abuso de alcohol, actitudes negativas, sarcásticas, cínicas y poco colaboradoras, conflictos interpersonales en el ámbito laboral y familiar...

Algunos estudios estiman que un 15% de los trabajadores podrían padecerlo, unos porcentajes que ascienden hasta el 20% en el caso de los agentes de policía e incluso a un 40% para los profesionales de la sanidad.

Es el «Burnout» o síndrome de estar quemado en el trabajo, un fenómeno del ámbito laboral que, a pesar de haber sido citado por primera vez en la década de los años 70, acaba ser reconocido por la OMS como una enfermedad profesional.

1974. NUEVA YORK. UNA CLÍNICA DE DESINTOXICACIÓN…
Fue Herbert Freudenberger, un psiquiatra de una clínica de desintoxicación de New York, el que en 1974 utilizó el término «burnout» para hacer referencia al estado físico y mental que apreció en jóvenes voluntarios que trabajaban en la clínica y que presentaban agotamiento, irritabilidad y cinismo hacia sus pacientes, lo cual les llevaba a intentar evitarlos.

Poco después, en 1976, era la psicóloga norteamericana Christina Maslach la que, en relación a hechos similares, definía con el término «burnout» el síndrome que apreció entre algunos de sus compañeros: un proceso progresivo de desgaste profesional, despersonalización y baja realización personal que podía tener lugar en profesionales con frecuentes contactos con otras personas.

La propia Maslach y otra psicóloga, igualmente estadounidense, Susan E. Jackson, fueron las que definitivamente, en el año 1981, definieron el «burnout» como un síndrome tridimensional cuyos síntomas más destacados eran:

·  Cansancio emocional: pérdida de energía progresiva, agotamiento, fatiga... como consecuencia de la interacción entre el profesional y el público. El trabajador siente que ya no puede dar más de sí mismo a nivel afectivo.

·     Falta de realización personal en su trabajo: respuestas negativas hacia sí mismo y su trabajo, evaluando pésimamente su capacidad como profesional.

·  Despersonalización: actitudes negativas y respuestas cínicas y frías hacia los ciudadanos, es decir, deshumanización en el trato.

PROPIO DE PROFESIONES EN CONTACTO CON LOS DEMÁS
Actualmente se considera que el «burnout» es una respuesta afectiva crónica a las condiciones estresantes del trabajo de determinados profesionales con altos niveles de contacto personal. Profesores, educadores, enfermeros, médicos y policías son a menudo víctimas del síndrome. Suele tratarse de profesionales vocacionales que ejercen con un importante grado de entrega e implicación personal.

Pero, además, en la empresa privada también puede aparecer el síndrome, especialmente en aquellos trabajadores en relación interpersonal directa y continuada con el cliente.

Existen estudios que señalan que el síndrome afecta en mayor medida a los denominados «workoholics» o adictos al trabajo, personas con un alto sentido de responsabilidad, perfeccionistas y que no delegan tareas ni trabajan en equipo, consagrando su vida casi en exclusiva al entorno laboral.

EL ESTRÉS CRÓNICO COMO ORIGEN
El origen del «Burnout» podría estar en la respuesta al estrés laboral crónico cuando las estrategias de afrontamiento son ineficaces, de forma que las demandas del trabajo, principalmente emocionales, superan la capacidad y tolerancia del trabajador.
El proceso de aparición y evolución del síndrome no es complejo: el profesional sufre elevados niveles de estrés como consecuencia de su trabajo, y si no es capaz de movilizar los recursos necesarios para reducirlo, éste se cronifica. De este modo, pierde habilidades y deseos para dar una respuesta emocional adecuada a situaciones conflictivas, comenzando a tratar a las personas con indiferencia y frialdad. El trabajador tiene que hacer frente a un problema tras otro, dando lugar a que los ciudadanos sean vistos como simples objetos en los que lo único que cambia es su identidad.

ALGUNAS MEDIDAS PARA PREVENIRLO
El síndrome de estar quemado en el trabajo puede prevenirse. Dado que su origen está en unas condiciones laborales estresantes, es por ahí por donde, precisamente, se debe comenzar, por mejorar la organización del trabajo y proveer al trabajador de las herramientas necesarias para que pueda realizar sus tareas de la forma más adecuada. Una carga de trabajo proporcionada a las capacidades de cada cual es, sin duda, una de las medidas «estrella» en tal sentido.

Mejorar nuestras habilidades, tanto las profesionales como las sociales, o reciclarnos periódicamente, son medidas que, a nivel individual, también contribuirán a la prevención del síndrome.

Desconectar del trabajo, poniendo límites y ajustando nuestras expectativas laborales, hacer ejercicio regularmente y pedir ayuda a otras personas o, incluso, a profesionales de la salud si es necesario, son también medidas que para no llegar a «quemarse en el trabajo».

Y tú, ¿crees estar quemándote? Toma medidas.


¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

viernes, 17 de mayo de 2019

EL ESTRÉS REDUCE LA FERTILIDAD, SEGÚN LOS ESTUDIOS


Problemas anatómicos, hormonales, infecciosos... Las causas de infertilidad humana pueden ser múltiples. Las estadísticas parecen señalar que están muy repartidas: un 40% serían femeninas, un 40% masculinas y un 20% compartidas o de origen desconocido.

Alteraciones hormonales, obstrucciones de las trompas, problemas anatómicos en general, infecciones o enfermedades sistémicas suelen estar detrás de las causas atribuibles a las mujeres, mientras que una baja cantidad, calidad o movilidad de espermatozoides es, a menudo, la principal causa achacable a los hombres.

EL ESTRÉS, NUEVA CAUSA DE INFERTILIDAD FEMENINA...
En el 2015, una investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Reproducción de EE.UU. añadió una nueva posible causa de infertilidad femenina. El estudio demostró una asociación entre la fertilidad y el estrés, señalando que este último, tanto si es físico como psicológico, puede reducir hasta en un 50% sus posibilidades de embarazo.
La investigación, publicada en la revista científica Human Reproduction, incluyó el seguimiento durante 12 meses de 501 parejas que buscaban concebir, y analizó la presencia de cortisol y de alfa amilasa en la saliva de las mujeres, sustancias que se incrementan ante situaciones de estrés. El estudio concluyó que aquellas mujeres que tenían niveles más elevados de alfa amilasa eran un 29% menos fértiles, lo que reducía en un 50% sus posibilidades de concebir.

…Y MASCULINA
Pero el estrés no es solo un obstáculo para el embarazo desde un punto de vista femenino. Así lo afirma un estudio llevado a cabo en el año 2014 por investigadores de la Universidad de Columbia y la Escuela de Salud Pública de Rutgers, en EE.UU., que concluyó que el estrés es perjudicial para los espermatozoides y la calidad del semen, afectando a su concentración, apariencia y capacidad de fecundar un óvulo, todo lo cual puede estar asociado a los problemas de fertilidad.

Los resultados se obtuvieron tras el seguimiento a 193 varones, de edades comprendidas entre los 38 y 49 años, que aportaron muestras de su semen y, paralelamente, realizaron pruebas para valorar su vida laboral y el estrés en una escala subjetiva y objetiva.

Aunque los investigadores afirman no entender complemente cómo el estrés puede afectar a la calidad del semen, apuntan la posibilidad de que la liberación de ciertas hormonas alteren los niveles de testosterona y la producción de esperma.


¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

jueves, 21 de marzo de 2019

LAS 12 CLAVES PARA MANEJAR EL ESTRÉS EN EL TRABAJO


El estrés está presente en la vida de muchas personas. No en vano, se cree que se trata de la última gran epidemia del mundo moderno, y su coste, a todos los niveles, incluido el ámbito laboral, es ciertamente preocupante. Un simple dato nos revela la dimensión del problema: se estima que entre un 50 y un 75%  de todas  las visitas médicas tienen relación, de una manera u otra, con el estrés.

ESTRÉS POSITIVO&ESTRÉS NEGATIVO 
Sin embargo, a pesar del desalentador panorama que los datos nos ofrecen, lo cierto es que todo no son malas noticias. Diferentes estudios han revelado que el estrés agudo –no crónico– prepara el cerebro para mejorar el rendimiento, de forma que son los acontecimientos estresantes intermitentes los que, probablemente, hacen que el cerebro esté más despierto, y se funcione mejor, dado que se permanece en alerta.

Y es que lo que realmente sabemos después de muchos años de estudio es que, en principio, el estrés es positivo, productivo, y no tiene –o no debería tener– otro objetivo más allá de permitirnos afrontar y superar las dificultades y problemas de nuestra vida diaria. Somos cada uno de nosotros, con nuestra falta de habilidades para manejarlo, –sí, de manejarlo– quienes lo transformamos en negativo, en perjudicial para nosotros y para nuestro desempeño laboral.

EL SECRETO DEL ESTRÉS
Ser capaces de mantener unos niveles de estrés que nos permitan desarrollar una vida proporcionada a nuestras capacidades y, al propio tiempo, que no perjudiquen nuestra salud. He ahí la cuestión, el secreto del estrés, porque somos cada uno de nosotros quienes lo convertimos, o bien en un villano que puede arrastrarnos hasta el peor de los desenlaces o, por el contrario, en un auténtico héroe que nos conduzca a una senda de mejora y superación en nuestra vida personal y profesional.

Aquí tienes 12 claves para iniciar el segundo de los caminos:

1.     Saber qué es el estrés.
2.     Perderle el miedo al estrés, salvo si…
3.     Averiguar las causas de tu estrés.
4.     Ser optimista.
5.     Cuidarse.
6.     Apoyarse en los demás.
7.     Ser hábil socialmente.
8.     Administrar bien el tiempo.
9.     Solucionar los problemas con eficacia.
10.  Resolver los conflictos felizmente.
11.  Relajarse.
12.  Desconectar.

EMPRENDEDORES, EMPRESARIOS, TRABAJADORES Y HASTA…
Muchos de los grandes emprendedores, de los mejores empresarios y de los más eficientes trabajadores son personas estresadas. Es más: la mayoría de las celebridades de la historia padecieron estrés. Y, aunque cueste creerlo, su estrés fue parte de su éxito, porque sabían cómo manejarlo. 

Los detalles, en el libro que da título a la presente entrada: «Las 12 claves para manejar el estrés en el trabajo».


¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!

jueves, 24 de enero de 2019

ABRÁZAME... PARA ALIVIAR MI ESTRÉS

Seguramente, ni Julio Iglesias ni Rafael Ferro pensaran nunca que «Abrázame», aquella célebre y melancólica canción que ambos compusieron en la década de los años 70, llegaría a tener nada que ver con otra cosa que no fuera la romántica súplica de un hombre a una mujer para que no le abandonara jamás.

Sin embargo, abrazar a los seres queridos va mucho más allá de aquella canción. Es lo que al menos sugiere un estudio realizado en el año 2014 por expertos de la Universidad de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (EE.UU.), y publicado en la revista especializada Psychological Science, porque los abrazos, además de ser muestra inequívoca de sentimientos, alivian el estrés.

CONTAGIADAS CON UN RESFRIADO COMÚN
Durante la investigación, dirigida por el doctor en psicología Sheldon Cohen, se entrevistó a más de 400 personas, a las que además se les contagió un resfriado común. Después se les monitorizó durante 40 días para evaluar la evolución de la infección. Curiosamente, los resultados determinaron que aquéllos a los que sus familiares y amigos abrazaban más, luchaban contra la enfermedad de una forma mucho más rápida.
 
Las conclusiones sugieren que ser abrazado por una persona de confianza puede actuar como una forma eficaz de transmitir apoyo y que, además, el aumento de la frecuencia de los abrazos podría ser un medio para reducir los efectos nocivos del estrés.

EL CONTACTO FÍSICO, LA CLAVE
Los investigadores apuntan como posible causa el contacto físico que, a nivel psicológico, nos transmite una gran sensación de intimidad y apoyo por parte de la otra persona, lo que afectaría de forma positiva a nuestro organismo. “Sabemos que las personas que experimentan conflictos con otros, o tienen tensión, son menos capaces de luchar contra el virus del refriado. También hemos aprendido que las personas que tienen apoyo social están parcialmente protegidos contra el estrés, la depresión y la ansiedad”, señalan los científicos.

Así que, ya sabemos: en temporada propicia para los resfriados, como es la actual, abracemos.



¿Te ha GUSTADO este post? Si tu respuesta es afirmativa, te agradecería que lo COMPARTIERAS, porque el conocimiento que no se comparte pierde su valor. Justamente debajo tienes los botones de las redes sociales. ¡GRACIAS!